viernes, 12 de mayo de 2017

Orígenes y trasformaciones del consentimiento informado

El consentimiento informado, documento que hace patente los avances en la relación médico paciente; es la encarnación del cambio de modelo paternalista a uno más centrado en la autonomía del paciente. Sus orígenes remontan a la década de los 40´, más precisamente posterior a los horrores causados por los médicos nazis en la segunda guerra mundial.  Aun así, si se rastrean los primeros casos judiciales causados por desinformación del paciente  uno puede observar que el primero data del año 1767[1] en el que un tribunal de las Islas Británicas condena a unos médicos por negarse a retirar un vendaje a petición de una paciente y por producir una fractura para experimentar con un tratamiento ortopédico.

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La idea moderna de consentimiento informado se vincula en su origen al derecho y no a la medicina, como se aprecia en diversos fallos pronunciados especialmente por los Tribunales Norteamericanos[2].

Otros casos de gran relevancia para la formación del consentimiento informada fueron por ejemplo el caso de Natanson vs Kline[3], este sucedió en Estados Unidos en el año 1960, la demandante postula que el médico le realizo una radioterapia sin explicar las posibles contraindicaciones de la radiación, este tratamiento causo importante daño tisular inclusive dejando necróticos los huesos de las costillas de la paciente.


 En 1957 gracias al caso de “Salgo v. Leland Stanford Jr. University Board of Trustees”[5]  se acuña el término consentimiento informado. En los años posteriores se han hecho correcciones al modelo, dando como resultado, un documento de mejor calidad que respete de mejor forma las opiniones y deseos del paciente aunque estos vayan en contra de la medicina clásica y de, en algunos casos, su propia vida.
Pero sin lugar a dudas, varios expertos consideran el caso de “Schloendorff v. Society of New York Hospital”[4] como el gran hito judicial que sentó las bases para el nacimiento del consentimiento informado. Más relevante que la sentencia del juicio (que fue un fallo absoluto a favor del demandante) lo más importante fue la cita con la que el juez Benjamín Cardozo cerró el juicio  “todo ser humano de edad adulta y juicio sano tiene el derecho a determinar lo que se debe hacer con su propio cuerpo; por lo que un cirujano que lleva a cabo una intervención sin el consentimiento de su paciente, comete una agresión, por la que se pueden reclamar legalmente daños”.
A modo de una interpretación, consideramos que el consentimiento informado es parte de la actividad médica, investigativa, etc. Esta ya se ha vuelto inherente al quehacer que realizaremos posteriormente en nuestro desempeño profesional, pero no por esto podemos dejar de ser críticos, si bien, este sistema ayuda a ambas partes (tanto al profesional de salud como al paciente) puede prestarse para muchos vacíos legales.
También hay que destacar que la medicina clásica y paternalista es la culpable del nacimiento del consentimiento informado, y fue su mala praxis la que permitió que hoy en día tengamos esta crucial herramienta.

BIBLIOGRAFÍA


[1] “Slater v. Baker & Stapleton” 95 Eng Rep 860 (KB 1767)”
[2] DE LORENZO, RICARDO – PÉREZ PIQUERAS, JAVIER. “El consentimiento informado en patología digestiva”. Madrid, España. Ricardo De Lorenzo y Montero y Editores Médicos. 1998. Páginas 49 – 50.
[3] IRMA NATANSON, Appellant, v. JOHN R. KLINE and ST. FRANCIS HOSPITAL AND SCHOOL OF NURSING, INC., Appellees. 1960
[4][4] “Schloendorff v. Society of New York” (105 N.E. 92) 1914”
[5] “Salgo v. Leland Stanford Jr. University Board of Trustees



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