El consentimiento informado, documento que hace
patente los avances en la relación médico paciente; es la encarnación del
cambio de modelo paternalista a uno más centrado en la autonomía del paciente.
Sus orígenes remontan a la década de los 40´, más precisamente posterior a los
horrores causados por los médicos nazis en la segunda guerra mundial. Aun así, si se rastrean los primeros casos
judiciales causados por desinformación del paciente uno puede observar que el primero data del
año 1767[1] en el que un
tribunal de las Islas Británicas condena a unos médicos por negarse a retirar
un vendaje a petición de una paciente y por producir una fractura para experimentar
con un tratamiento ortopédico.
La idea moderna de consentimiento informado se
vincula en su origen al derecho y no a la medicina, como se aprecia en diversos
fallos pronunciados especialmente por los Tribunales Norteamericanos[2].
Otros casos de gran relevancia para la formación del consentimiento informada fueron por ejemplo el caso de Natanson vs Kline[3], este sucedió en Estados Unidos en el año 1960, la demandante postula que el médico le realizo una radioterapia sin explicar las posibles contraindicaciones de la radiación, este tratamiento causo importante daño tisular inclusive dejando necróticos los huesos de las costillas de la paciente.
Otros casos de gran relevancia para la formación del consentimiento informada fueron por ejemplo el caso de Natanson vs Kline[3], este sucedió en Estados Unidos en el año 1960, la demandante postula que el médico le realizo una radioterapia sin explicar las posibles contraindicaciones de la radiación, este tratamiento causo importante daño tisular inclusive dejando necróticos los huesos de las costillas de la paciente.
En 1957 gracias al caso de “Salgo v. Leland
Stanford Jr. University Board of Trustees”[5] se acuña el
término consentimiento informado. En los años posteriores se han hecho
correcciones al modelo, dando como resultado, un documento de mejor calidad que
respete de mejor forma las opiniones y deseos del paciente aunque estos vayan
en contra de la medicina clásica y de, en algunos casos, su propia vida.
Pero sin lugar a dudas, varios expertos consideran
el caso de “Schloendorff v. Society of New York Hospital”[4] como el gran
hito judicial que sentó las bases para el nacimiento del consentimiento informado.
Más relevante que la sentencia del juicio (que fue un fallo absoluto a favor
del demandante) lo más importante fue la cita con la que el juez Benjamín
Cardozo cerró el juicio “todo ser humano de edad adulta y juicio sano
tiene el derecho a determinar lo que se debe hacer con su propio cuerpo; por lo
que un cirujano que lleva a cabo una intervención sin el consentimiento de su
paciente, comete una agresión, por la que se pueden reclamar legalmente daños”.
También hay que destacar que la
medicina clásica y paternalista es la culpable del nacimiento del
consentimiento informado, y fue su mala praxis la que permitió que hoy en día
tengamos esta crucial herramienta.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
[1] “Slater v.
Baker & Stapleton” 95 Eng Rep 860 (KB 1767)”
[2] DE LORENZO,
RICARDO – PÉREZ PIQUERAS, JAVIER. “El consentimiento informado en patología
digestiva”. Madrid, España. Ricardo De Lorenzo y Montero y Editores Médicos.
1998. Páginas 49 – 50.
[3] IRMA NATANSON,
Appellant, v. JOHN R. KLINE and ST. FRANCIS HOSPITAL AND SCHOOL OF NURSING,
INC., Appellees. 1960
[4][4] “Schloendorff
v. Society of New York” (105 N.E. 92) 1914”
[5] “Salgo v.
Leland Stanford Jr. University Board of Trustees
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